CAÍDA DOLOROSA
Imagen: Futbolred - Cada Editorial El Tiempo
Millonarios cayó en un partido
donde, su propuesta, le permitió al rival ser más agresivo. Los de Russo hoy, fueron más corazón que fútbol.
Expectativa sin duda había. El clásico siempre es un partido emocionante
para nosotros los hinchas. Un clásico despierta pasiones y todos vamos a llegar
a la conclusión que el clásico no lo queremos perder.
Millos llegaba con una victoria cómoda y contundente a este partido, hace
tan solo 6 días ante su enconado rival por 3 goles a cero. Este partido era
aquel que se debió jugar en la fecha 2, pero por compromisos en Copa Libertadores
fue aplazado.
Equipo que gana repite, dice un popular adagio futbolístico, y Russo no fue
ajeno. El DT argentino alineo a los mismos 11 hombres que el clásico de la
jornada 10. En la portería Sánchez, cuarteto posterior con Palacios, Franco,
Cadavid y Machado; Mediocampo con Duque, Rojas y Mosquera para dejar adelante a
Quiñonez, Riascos y Ayron del Valle.
El partido comenzó como se podría suponer: El local queriendo tomar el
balón y agredir, mientras Millonarios esperaba y era cauteloso sin que Santa Fe
fuese agresivo. A los 6 minutos la primera alegría: Cadavid a centro preciso de
Rijas cabeceó el 1 a 0 que certificaba como el capitán le dejaba su sello al
clásico, de la misma forma en la que hacía menos de una semana de potente
zurdazo abría el marcador.
A partir de ese momento Santa Fe, por
voluntad propia y porque Millonarios también lo permitió, se apropió de
las acciones. Millos ‘regalaba’ medio campo y, cuando el rival irrumpía en su
campo, presionada con el esquema ya conocido y aplicado por Russo: Presión
zonal. El equipo no recuperaba el balón y, si lo hacía, no podía hacer 3 pases
seguidos dejando aislados a los 3 de punta. Los laterales, vitales en el primer
clásico no funcionaban y el equipo no tenía salida, intentando por el centro
donde, en esos bosques de piernas le costaba mucho trabajo encontrar un hueco.
Al minuto 31 lo que no queríamos: Una jugada de combinación por el centro en
donde participó Stracqualursi y Gómez, terminó en una pared donde al argentino
definió para el empate.
Un empate que cayó pesado, pero que sirvió para que el equipo reaccionara y
entendiera que sin el balón no iba a poder llevar peligro; Fue ahí cuando la
mitad de la cancha organizó sus ideas, los extremos empezaron a subir y con propuesta
se aplacó un rival que buscaba una anotación más. En el minuto 36 una jugada polémica: Mosquera
irrumpe en el área y es desestabilizado por el defensa de Santa Fe. Personalmente
para mi fue penal que el central Ulises Arrieta no señaló. El primer tiempo
terminó con intensidad, ya Millonarios buscó más y si bien tuvo más el balón,
los 3 delanteros seguían desconectados del circuito del equipo. Duvier y Elícer
en una primera etapa para el olvido y Ayron más lucha que aporte. Capitulo aparte para Duvier Riascos, que pasó inadvertido. Fue el mismo
del Valle que se comió una oportunidad clarísima de gol al minuto 41, donde
solo frente a Castellanos envió el balón cerca del palo derecho. Empate a 1 al
final del primer tiempo en un juego que, desde lo visto en esos primeros 45
minutos se podía ganar.
Bajo una intensa lluvia, que desde antes del partido caía en Bogotá, inició
el segundo tiempo con un cambio más que notorio: El equipo salió arriba, a
presionar y proponer. El Millos del segundo tiempo se parecía más al que salió
en el primer clásico y se notó como de nuevo se activaron las bandas y las
sociedades volvieron a funcionar.
Al minuto 51 las alertas se prendieron. Cadavid debió salir por una
molestia en su muslo derecho y en su lugar ingresó Anier Figueroa. Millos tenía
posesión y control el campo y del balón, eso ya marcaba la diferencia, pero no
llegaba al arco rival. Santa Fe, por su aprte, esperaba y apostaba a la salida
rápida y fue en un corte donde Santa Fe salió velozmente y con toques rápidos
anotó el segundo gol. Arango de un potente disparo pegado a la raíz del palo
derecho anotó la diferencia y por más que Ramiro Sánchez se lanzó no pudo
contener el tiro.
Russo, después del gol, no redujo la apuesta y por el contrario siguió
atacando. Relevó al minuto 66 a Mosquera por Maxi buscando profundidad también
por derecha, ya que por izquierda la dupla Machado – Quiñonez realizaba un buen
trabajo. Pero esta vez, a diferencia del primer clásico, esa superioridad en el
balón y dominio Millos no puo traducirla en el arco rival. Sí, el equipo tenía
el balón pero no llegaba y, sin llegar, esos dominios de poco y nada sirve.
Al minuto 74, y sumado a la desventaja en el marcador. Rojas le da un
codazo infame a Arango y se va justamente expulsado. El 17 azul en una actitud
irresponsable dejó al equipo con 10 hombres y ahí, todo estaba aún más cuesta
arriba. El técnico para que el equipo no perdiera marca, realizo el tercer
cambio: Ingresó ‘carachito’ Dominguez y se retiró Duvier Riascos, este último de flojo
juego.
De ahí en adelante fueron embates de Millonarios más impulsados por el deseo
que por el buen fútbol y el partido terminó con el marcador 2 a 1 a favor del
local. Por más que Millos jugó con 10, el equipo nunca renunció al ataque y sí,
se abona, pero hoy el fútbol no hizo presencia. En un partido donde se podía
sumar, Millonarios perdió puntos y dos jugadores que tenían un buen
desempeño dentro del esquema son claves. El miércoles un partido más y una oportunidad más para mejorar, pero
queda el sin sabor de saber que hoy se pudo hacer más.
Lo bueno, lo malo y la figura
Lo bueno:
La actitud del equipo. Si bien faltó fútbol se debe rescatar el
ímpetu mostrado.
Lo malo:
El planteamiento del equipo en el primer tiempo.
Henry Rojas. Su pésima actitud dejó al equipo con 10 hombres cuando
más lo necesitaba.
La figura:
Jhon Duque. Justo, buenas marcas y daba salida al equipo.
Lo que viene…
Millos jugará el segundo de los partidos aplazados en este semestre contra
Junior. UN partido complicado que se jugará en el Metropolitano de
Barranquilla. Millonarios tendrá, de entrada, dos variantes, pero si juega y
propone como en otros partidos, de ‘curramba’ el equipo puede traer un buen
tesoro.
¡Vamos Millos!
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